viernes, 21 de agosto de 2009

los tanos y los teutones (qué raro)

Hace unas semanas me cambié de trabajo dentro de la empresa, y mi nuevo jefe me avisó de entrada que a principios de agosto no queda ni el loro en la sección donde trabajo, así que me podría tomar una semana o dos. Con la rubia nos quedó claro (después de mirar el precio de los pasajes en esta época, y con tan poco preaviso) que íbamos a tener que manejar a donde fuéramos, y por supuesto Italia, Toscana, para ser exactos, nos pareció la mejor idea. Incluso más, sin que mediara tortura de mi parte, la rubio propuso ir en moto.
Múnich-Toscana significa unos 700 km, pero la autonomía de Sabine en la moto es de 400 km. Después de eso ruega que lleguemos. Así que para no hacerla sufrir al cuete hicimos una parada en Affi, cerca del Lago di Garda, para llenar el estómago y dibujar de nuevo la raya. En lo personal podría hacer 2000 km en un día sin complicaciones, pero al conductor de una moto le importa el viaje, el destino es secundario, así que hubo que hacer concesiones de ambas partes. Y funcionó bárbaro, pero se hizo claro ya en ese punto que el plan original de pasar 4 noches en la región y volver el viernes de un tirón era impracticable, así que en cuanto llegamos al primer hotel (Villa Maya, en una muestra gratis de pueblo llamado Latignano, a unos 10 km al oeste-suroeste de Pisa) decidimos pasar la noche del viernes en Padua.
En total el viaje quedó así: lunes a la mañana hicimos Múnich-Affi. Después del mediodía hicimos Affi-Latignano. Llegamos al hotel a media tarde, nos registramos, duchamos, y fuimos a Pisa. Después de dejar la moto por ahí, en este punto (foto) Sabine preguntó dónde quedaba la torre:



En fin, después de mi fallido intento de enderezar la cuestión, cenamos en Pisa y a dormir.
El martes fue recorrer Toscana en moto. Fuimos para Siena, parando en San Gimignano. Comimos en Siena, paseamos un rato y encaramos para la costa. Terminamos comiendo un helado y tirándonos al mar en Cecina, y cenando en Livorno. En el camino encontramos una de esas bahías idílicas que uno ve en las películas (aunque por lo que me contaron, es más típico de la zona de Trieste) así que removí todos los objetos innecesarios (novia, parejita franeleando, vieja paseando al perro, etc.) y saqué esta foto perfecta:


Miércoles, arriba temprano, desayuno, embutir de nuevo los bártulos en la moto y a Florencia. Un tironcito de 1 hora, sin apuro, disfrutando el aire y la moto, bien acompañado. Llegamos al hotel, registro-ducha-al centro. Así nomás. Florencia, en principio, es una animalada de ciudad. Tiene de todo y es lindísima. A mí en lo personal me gustan las ciudades de ese tamaño porque son más o menos como Mar del Plata: no muy grandes que no las puedo abarcar (no me las puedo "aprender") y no muy chicas que en seguida les encuentro los límites y me resultan aburridas. Esas son las ciudades donde me veo viviendo. Además Florencia es turística/cíclica, y eso me cae bien. Un poco de rock&roll y un poco de cementerio. Y el año que viene vuelta a empezar.
En fin, me ahorro las descripciones, que seguro serían un desastre, mejor leer de algún libro o internet. Mejor pongo una foto medio atípica del Ponte Vecchio que me salió bastante decente:


El miércoles y jueves nos la pasamos descubriendo Florencia. El viernes fue más bien expeditivo: desayuno, vuelta a embutir todo en la moto y nos fuimos a Padua, pero en lugar de tomar la autopista, tomamos la ruta 65, conocida como Strada della Futa (lo que mongo quiera decir). Esta ruta es un paraíso para las motos porque esta literalmente llena de curvas no demasiado cerradas, el asfalto es bueno, y no hay mucho tránsito porque está la autopista que corre prácticamente paralela a un par de km de distancia. El problema inesperado fue que, de tanta curva, la rubia se mareó.


Eventualmente llegamos a Bologna y las curvas se acabaron, así que de ahí a Padua tomé autopista. En Padua descubrimos una ciudad preciosa, llena de tranquilidad, lindos recuerdos del pasado y algunos detalles escondidos. Obviamente saqué fotos por todos lados, menos en la Basílica de San Antonio de Padua, por respeto. Si bien soy cristiano con chapa, reniego de las religiones, pero en este caso me pareció que correspondía aguantarse.
Curiosamente, de todas las fotos que saqué ese viernes, la que más me gusta es esta, muy trillada, pero en la que veo el camino tan difícil que tenemos Sabine y yo por delante y que queremos caminarlo juntos...



Epílogo
Los tanos me caen bien. Digo, no es tan difícil. Somos tan similares. En un par de restaurantes noté que había argentinos por ahí mezclados, algunos haciendo estupideces, la mayoría no... en fin, lo común en función de qué tan viajado estaba cada uno. Pero lo que fue claro es lo difícil que es diferenciar argentinos de italianos, incluso si se sientan en la mesa de al lado. Cada vez que voy a Italia siento que entiendo más a los argentinos, y siendo tan complicados para caracterizar como somos, ya es un logro.
Cuando estuve en Roma tuve una experiencia estúpida e innecesaria con la Guardia di Finanza, que al menos en lo que respecta a esa experiencia en particular, los podría catalogar como una mafia de imbéciles con pito chiquito. Pero me voy a guardar esa opinión para cuando la pueda fundamentar mejor, si es que se puede.
Así y todo, tan pronto crucé la frontera Austria-Alemania empezó la mierda. Los teutones son basura humana y fueron hechos con los restos de lo que nuestro creador consideró innecesario en nuestra carga genética. Me siento tentado a decir: me gustaría que los que creen que soy prejuicioso vengan y experimenten por sí mismos. Pero no, porque no odio a nadie como para desearle venir a vivir a este lugar. Sería cruel y me convertiría en una creatura despreciable como estas cosas.
Por otro lado me alegra saber que no estoy loco, simplemente con las pelotas la paciencia llena, y que realmente el día que pueda irme de este lugar me voy a encontrar con seres humanos con los que llevar una vida, plena. Cargada de problemas o no, pero vida.

12 comentarios:

Julieta dijo...

Es hermosa Italia toda ,será como bien decís que los tanos y los argentinos nos parecemos y cómo !!..Florencia es toda color marrón claro ,así la tengo en mis recuerdos ,y están los museos ,toda una maravilla para recorrer en silencio y apreciando todo con el corazón ..Qué bueno que hayas podido hacer ese viaje ,y en moto debe ser como una aventura..Me alegro ...un beso

Martín dijo...

Julieta, los museos los dejamos para otra vez. Hacía mucho más de 30 grados y queríamos tomar helado todo el tiempo y disfrutar el sol. Me quedé con las ganas, te lo reconozco...

Luisa dijo...

Martín, paso de pisa y corre, pero quería (bueno, en las fotos, sí que me detuve un rato, je) venir a decirte cómo hice el montaje de las fotos, es muy sencillo, con el programa: Fotos Narradas, para Windows..así lo buscas en Google...
Lo instalas, es gratuito y listo.
Es muy intuitivo y es seguro, es de microsoft. En un pis pas tienes archivos de películas de muy bajo peso y muy maniobrables..picando a los botoncitos (es de paso a paso,:adjuntar fotos,personalizar movimiento,siguiente,añadir texto, siguiente,musica y guardar archivo como..y listo!! voilá...

regreso pronto, promess
chau, martincito.

te dejo un beso.

Pablo dijo...

¿Mar del Plata parecida a Florencia? Chango hay que recalibrar tu sistema de apreciaciones. Me hiciste acordar al cuento del santiagueño que visitó Nueva York y dijo "casas más casas menos, igualito a mi Santiago". Lindo tour, debe ser un desmadre hacerlo en moto.

Martín dijo...

gracias, Luisa!
Pablo, me refería al tamaño, a lo que uno puede "agarrar con la mente". Por supuesto, Mar del Plata se parece a Florencia como yo a Cameron Diaz: en el blanco de los ojos...

pal dijo...

Uf!
Fíjate que yo soy positiva, y por eso recalco: estamos de acuerdo en que Italia es muy linda, que los italianos se nos parecen MUCHO- yo los ofendo tupido y parejo cuando dicen algo de su país y yo les respondo: iguallito pasa en Chile!- y su idioma es comprensible a la primera.
En lo demás: tómate la pastilla.
(Jejejejeje)

Anónimo dijo...

Pobre Sabine, la fotografias con cara de recién haber acabado de vomitar y luego la quitas de la foto junto con las cosas que estorban, para sacar foto de la moto en uno de los más bellos crepúsculos que he visto.

Tanos, teutones, teutonas, tetonas, tanas, tetones (los hay, los hay), etc, etc, son la misma cosa ... todos tienen muchas tes ... tas ...

Mejor escogé España, o vente aquí a Oregon, o andate allú, a la Argentina ... pero la próxima foto que saques on un regio atardecer, Sabine tiene que ser el punto focal y no la motoooo!

Apapacho ...

Martín dijo...

pal: ¿la azul? ;D

Martín dijo...

Mónica, Sabine es el punto focal de mi vida, la moto es solamente condimento.
A Sabine es mucho más difícil de fotografiar: siempre pestañea. La moto no se resiste (entre otras ventajas).

Linda dijo...

Martín.
Quiero que sepas que eso que vives, me imagino seguido, de irte en tu moto a conocer el mundo, es algo en lo que yo pienso asi como un sueño, cuando estoy triste, o desesperada por algo, procupada o simplemente mas sencible que de costumbre, sueño que tengo una moto y me voy en ella a no se donde ni por cuanto tiempo, me imagino amaneceres y atardeceres, y acampando en cualquier lugar...
Así que te envidio que puedas hacer eso, y no creas, tal ves algun dia haga mi sueño realidad.

Linda dijo...

Oye Martín...y quien tomo la foto de las sombras???

Martín dijo...

Linda, lo de la moto también era mi sueño, así que estoy como perro con dos colas =)
La foto fue fácil: me puse la cámara colgada del cuello y puse el autodisparador en 2 segundos. ¡Listo!