viernes, 22 de diciembre de 2017

in loving memory

Ya sé, lo podría haber escrito en castellano, pero aguántenme un cachito que me invento un par de excusas.
Estoy catalogando mis fotos, todas las fotos desde septiembre de 2001 que tuve a mi alcance por primera vez en una cámara digital. Tengo algo de 40 000, de las cuales muchísimas (más de la mitad, creo) son basura y las voy borrando. Ya voy por mayo de 2012 y borré unas 10 000 fotos.
La cosa que en aquel momento andaba por el Reino Unido con la moto y observé en algunos parques una linda costumbre. Por ejemplo en Cardiff, Gales, o en Edimburgo, Escocia, hay bancos de plaza con plaquitas dedicadas a algún ser querido fallecido. Supongo que será un hábito de la gente por esos lados, y la verdad que se leen carteles muy lindos y que transpiran amor y nostalgia por el ser que se fue. Algunos son simplemente profundos, otro también hacen mella extra porque me llegan de una manera persona, apelando a algo que me está sucediendo en este momento. En ese viaje fotografíe algunos que me tocaron más personalmente, y hoy encontré este:


Este banco en especial estaba en el Calton Hill, en el caminito que va subiendo del lado del observatorio, un lugar donde uno tiene vistas muy lindas de Edimburgo y de las sierras que la rodean. Algo que le envidio a John, entonces, son dos cosas: que encontró paz, y que la encontró en un lugar en particular, un lugar concreto al que él podía volver, supongo. Tan así sería que su familia estaba al tanto de ese lugar, y los habrá llevado alguna vez. Lo busqué en google, a John, pero no encontré nada. No me maté, lo reconozco. Sin embargo lo envidio y espero encontrar mi paz, en lo posible dentro de mí.
Mejor me voy a caminar.

[varias horas después...]
Llovió como la gran p... Me tuve que refugiar en un café. El capuchino estaba increíble.

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