Ya sé, lo podría haber escrito en castellano, pero aguántenme un cachito que me invento un par de excusas.
Estoy catalogando mis fotos, todas las fotos desde septiembre de 2001 que tuve a mi alcance por primera vez en una cámara digital. Tengo algo de 40 000, de las cuales muchísimas (más de la mitad, creo) son basura y las voy borrando. Ya voy por mayo de 2012 y borré unas 10 000 fotos.
La cosa que en aquel momento andaba por el Reino Unido con la moto y observé en algunos parques una linda costumbre. Por ejemplo en Cardiff, Gales, o en Edimburgo, Escocia, hay bancos de plaza con plaquitas dedicadas a algún ser querido fallecido. Supongo que será un hábito de la gente por esos lados, y la verdad que se leen carteles muy lindos y que transpiran amor y nostalgia por el ser que se fue. Algunos son simplemente profundos, otro también hacen mella extra porque me llegan de una manera persona, apelando a algo que me está sucediendo en este momento. En ese viaje fotografíe algunos que me tocaron más personalmente, y hoy encontré este:
Este banco en especial estaba en el Calton Hill, en el caminito
que va subiendo del lado del observatorio, un lugar donde uno tiene
vistas muy lindas de Edimburgo y de las sierras que la rodean. Algo que le envidio a John, entonces, son dos cosas: que encontró paz, y que la encontró en un lugar en particular, un lugar concreto al que él podía volver, supongo. Tan así sería que su familia estaba al tanto de ese lugar, y los habrá llevado alguna vez. Lo busqué en google, a John, pero no encontré nada. No me maté, lo reconozco. Sin embargo lo envidio y espero encontrar mi paz, en lo posible dentro de mí.
Mejor me voy a caminar.
[varias horas después...]
Llovió como la gran p... Me tuve que refugiar en un café. El capuchino estaba increíble.
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