jueves, 1 de junio de 2023

las Malvinas serán argentinas...

Las pobres islas Malvinas son, en mi poco relevante pero bastante informada opinión, argentinas. Supongamos que en el '82 las recuperamos. Como sea, por lo que sea. Sin entrar en el tema de las consecuencias de qué gobierno tendríamos ahora (una dictadura que se hubiera enquistado varios años más, por ejemplo) o por qué los piratas námber uan del planeta hubieran cedido el control sobre las islas, las tres alternativas para los británicos arrepentidos que están instalados ahí son claras: seguir como y donde están, rajar y ser suplantados con argentinos, o la intermedia: quedarse y soportar una oleada de argentinos instalándose ahí.
Primera alternativa: terminan yéndose. El gobierno pone a la Cámpora a gobernar las islas, nunca más se tapa un bache, ni llega una vacuna o un repuesto de nada, nunca más les llega un mango de las licencias de pesca o prospección de hidrocarburos, los pesqueros chinos se llevan todo lo que nade, y les aumentan los impuestos que tienen y les ponen nuevos.
Segunda alternativa: llegan los nuevos colonos argentinos, en su mayoría de Grabois & Cía., saquean todo lo que dejaron los ingleses que se fueron (algo así como reemplazar saqueadores de traje por otros más fuertemente pigmentados, digamos, haciendo caso al estúpido mito de que ser "negro" es algo malo), y cuando eso se acaba se cagan de frío porque nadie sabe ni quiere hacer nada. Un par de semanas más tarde, cuando eso se acaba, se quejan de los oligarcas que quedaron en el continente. Y si alguno osa mover un dedo para mejorar su situación, van a manguearle, cobrarle contribuciones y donaciones voluntarias a la causa nacional y popular. Hasta que ese se va, y los que quedan, cuando terminan de comerse las toallitas femeninas y copas menstruales que les regaló el gobierno, se mueren de inanición sin tener idea de por qué pero muy seguros de que fue culpa de otro.
Tercera alternativa: una variación del cuento de la hormiga y la cigarra. No hace falta un gran intelecto para adivinar cuál es cuál, con la diferencia que al final del cuento la cigarra argenta no va a aprender nada y le va a prender fuego la casa a la hormiga y denunciarla por oligarca o algo así de creativo e impredecible.
En fin, mis estimados piratas, sigan ocupándolas, aunque no sean suyas. Por lo menos así, aunque necesite un sello en el pasaporte, algún día podré visitarlas, en lugar de condenar ese robado pedazo de Argentina a ser contaminado por los argentinos.

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