domingo, 21 de enero de 2024

Baya Negra

El que yo considero el mejor café de Mar del Plata se llama Baya Negra, y si tuviera que señalar un defecto, algo que me gustaría modificar, es que el servicio es un poquito demasiado formal. Y sin embargo, ese es un punto distintivo positivo del servicio, y esencialmente es lo "peor" que me sale decir sobre el lugar. De lo que sirven, lo más distintivo es la pastelería. El café también es supremo, pero hay dos lugares más (Tempo y Nat) que también tienen muy buen café; en cambio, las tortas que hacen son únicas de ellos, nadie más en toda la ciudad hace cosas de esa calidad. Tengo que pensar en Austria (Viena, Salzburgo) para aspirar a encontrar cosas mejores. Y el precio es apenas un poco más alto que en otros lugares, y a veces ni eso.
Como voy semiregularlmente, terminé conociendo al personal y ya sea que venía al caso o que intenté llamar la atención, mencioné mi haber vivido en Alemania y haber visitado otros países con una muy fuerte tradición pastelera. Esto siempre vino a colación de los elogios que les hago, que no quiero que pasen desapercibidos. No es lo mismo que el Cholo, que tiene un Renault 12 y una vez manejó una F100, te alabe el auto que te compraste, a que lo haga Mika Häkkinen.
Por otro lado, es una línea delgada la de no andar mencionando el tema cada vez que voy, como esos que van 7 días a Miami y cuando vuelven se hacen los que se olvidaron de algunas palabras en castellano, y cada vez que alguien habla de las cosas menos relacionadas, se las arreglan para mencionar que en 1982 estuvieron en Miami, o te cuentan cómo es cualquier aspecto posible de EEUU, todos, y de cada uno de sus 300 millones de habitantes. Esto está bien presentado en The Big Bang Theory con Howard Wolowitz cuando vuelve de la ISS. Validación, reconocimiento, prestigio.
Lo mismo pasa con Perro. Él está conmigo el 99% del tiempo. Solamente me despego de él un par de horas por semana, cuando salgo a andar en moto hasta donde me permite la culpa. Entramos en un café, nos acomodamos en un rincón, él dormita, y no falta el imbécil que desde otra mesa le chista o le chasquea los dedos. El pecado de Perro parece ser no validar la autoestima de cada idiota que se cruza. Nunca lo había notado o puesto en foco, pero alguien una vez me lo mencionó y es una de esas cosas que no puedo desver: la gente subscribe a eso de que los perros distinguen la "calidad" de un ser humano y sí o sí no quieren pasar desapercibidos por ellos y buscan su aprobación lo más pública posible. Si se me permite, quisiera agregar una observación, un matiz que noté: los hombres se ajustan más a ese fenómeno, mientras que las mujeres son simplemente desubicadas, típicamente pretendiendo que Perro pare y les dé atención cuando vamos cruzando una avenida de 32 carriles y empezó a titilar el hombrecito rojo, o cuando hay una jauría de cane corsos sueltos, o cuando llevo un piano en brazos. Pero el colmo, y acá sí se divide 50/50, es cuando estoy ensimismado, sea leyendo un libro o planeando la dominación mundial. A estos les dedicaría una motosierra desafilada. Lástima que sea ilegal. Y que me impresione la sangre. Y que yo sea bueno.
No sería justo cerrar sin aclarar que sí estoy perfectamente consciente de que el trabajo de Perro se limita a hacerle mimos a autoestima, validarme a y a nadie más. Que conste.

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