martes, 9 de enero de 2024

la puta comunicación

Soy "sensible", lo entiendo. En serio. Ya sé que es la palabra delicada para evitar decirme que soy un rompepelotas nuclear, igual que "detallista" o "perfeccionista". Me han dicho cosas muchísimo peores, nou problem. Pero la estupidez me saca.
Hace unos días me encontré con un amigo a tomar un café. Sonó el teléfono y, mientras contestaba, una chica pasó caminando por la vereda y la miré de reojo. No la vi realmente, fue una reacción automática por una sombra que vi pasar, no más que eso. Cuando termino la llamada, mi amigo de casi 30 años comenta "sos un baboso, no cambiás más". Mmmhhh...
Pues no, resulta que no soy baboso. Así que se lo dije, y empezó a explicarme que por hacer eso podía dar una mala impresión si una posible interesada me veía mirando así a las mujeres. Como él tiene la elasticidad del mármol, y la una velocidad tectónica para cambiar una opinión que se le haya metido en la cabeza, hice un esfuerzo razonable y decidí dejarlo. Parte del esfuerzo consistió en explicarle que si a veces miro directamente a una mujer, sin disimulos, no es por baboso sino porque siento realmente cero-coma-nada-y-bajando respeto por las boludas rogando atención, dispuestas a mostrar y hasta a entregar el culo con tal de que las validen. Dicho eso y poco más, lo dejé.
Pero no soy bueno "dejándolo" (sí, muchas comillas, hoy). Así que nos encontramos ayer en el mismo lugar y le dije de nuevo que estaba equivocado, a lo que empezó a explicarme que él no piensa que soy baboso (bien), sino que entiende que por el motivo que sea a veces puedo dar la impresión de que lo soy y, en un mercado tan seco como este, puedo llegar a perder la atracción de una mujer que valga la pena, que justo me estaba mirando. Y estoy perfectamente de acuerdo con eso. Pero no es lo que dijo inicialmente y a lo que me resistí a aceptar, con toda la razón del mundo: dijo que soy baboso. Eso es lo que dijo, no otra cosa. Y como le expliqué a cada mujer con la que estuve en una relación: no sé lo que pensás, no sé lo que querés decir, no sé lo que querías decir; sé lo que decís. Ni más, ni menos. Para eso tenemos comunicación verbal, para decir lo que queremos. Como las luces de giro en un auto, que no hay ninguna razón para andar adivinando si va a ir a la izquierda, a la derecha o seguir como venía, tampoco nadie tiene que andar adivinando lo que tenemos en la cabeza. Pretender otra cosa es idiota, infantil o delirante. O masoquista, o sádico. Y definitivamente innecesario y una enorme pérdida de tiempo. Y desgastante. Soy un firme creyente de que la vasta mayoría de los problemas entre humanos se debe a una mala comunicación: algo mal expresado, no expresado, mal entendido, etc.
Su conclusión después de la charla aclaratoria fue que él tenía razón en lo que pensaba y yo estoy de acuerdo y se lo dije, pero todavía no entendió que lo que dijo no fue lo que pensó, y que mi defensa fue contra lo que dijo, no contra lo que pensó y que recién ayer me aclaró. Y encima me acusó de cerrarme. Andá a cagar. Ya estás grandecito: aprendé a hablar o dejate de joder.
No es que esté demasiado enojado con él, sino con el hecho de que se pierden tantas oportunidades de avanzar en la vida por malentendidos como este. En lugar de cultivar una buena charla, hay que andar... no encuentro la metáfora apropiada... desandando camino, arreglando estupideces, para poder volver al presente y concentrarse en lo importante. Y eso si alguien lo detecta. Si yo no hubiera insistido sobre el tema, él se hubiera quedado con que soy cerrado (y se quedó, lo sé) y que no tengo idea de lo que estoy haciendo (que resulta que sí sé), y yo me hubiera quedado con la tristeza inmensa y la frustración de creer que mi amigo, que debería conocerme mejor después de 30 años, piensa que soy baboso. Ahora sé que no piensa eso; solamente que soy estúpido.
Pero lo que sí me hace enojar es que no es el único que funciona así, pensando que dijo lo que había que decir y que el otro es un estúpido y cerrado. Vuelvo una y otra vez al concepto de "proyección". La gente vive en sus errores pensando que es el otro el equivocado. Estar consciente de este fenómeno no nos hace inmunes al problema, pero ayuda un montón a prevenirlo. Hace que uno pueda dar un paso atrás y rever el asunto con más humildad, rever no solamente al otro sino, y esto es la clave, a uno mismo. Creo que es la mejor manera de mejorar lo que uno hace y la huella que uno deja por la vida. Por lo menos eso es lo que yo intento. No sé si a lo mejor no estoy proyectando.

No hay comentarios.: